El traumatismo craneoencefálico (TCE) es una patología frecuente en los países
industrializados, constituyendo una de las principales causas de muerte entre la población
pediátrica y adulta joven.
Es la primera causa de muerte en el segmento de población que se
encuentra por debajo de los 45 años; en el resto, constituye la segunda causa, tras las
enfermedades cardiovasculares y el cáncer, pero si tenemos en cuenta la potencialidad de años
de vida útil y productivos que se pierden, es muy superior a los otros dos. Con mayor
incidencia ocurre en varones jóvenes, siendo la causa más frecuente los accidentes de tráfico.
La mortalidad se sitúa en torno al 20-30%, siendo mayor entre los menores de 10 años y los
mayores de 65 años.
Los accidentes de tráfico son la causa más frecuente de traumatismo craneal cerrado,
estando incluidas las lesiones de los ocupantes del vehículo, peatones, motociclistas y
ciclistas. Las caídas son la segunda causa más frecuente de traumatismo.
Los costos sociales y económicos de la lesión craneal son enormes. Los traumatismos
graves representan una mortalidad elevada y los pacientes que sobreviven a TCE graves y
moderados pueden presentar secuelas incapacitantes permanentes. Los efectos persistentes de
la anomalía craneal sobre la personalidad y el estado mental pueden ser devastadores para el
sujeto y su familia.
Clasificación
1.TCE LEVES
La presencia de síntomas como pérdida de conciencia, amnesia, cefalea holocraneal,
vómitos incoercibles, agitación o alteración del estado mental, van a diferenciar un TCE leve
de un impacto craneal sin importancia que permanecería asintomático tras el golpe y durante
la asistencia médica.
Los TCE leves deben permanecer bajo observación las 24 horas siguientes al golpe. Si
existen antecedentes de toma de anticoagulantes o intervención neuroquirúrgica, GCS 14, >
60 años o crisis convulsiva tras el traumatismo, presentan mayor riesgo de lesión intracraneal.
2.TCE MODERADOS
Requieren realizar TAC y observación hospitalaria a pesar de TAC normal
3.TCE GRAVES
Tras reanimación, TAC y neurocirugía si la precisara, requieren ingreso en las
unidades de cuidados intensivos.
Es importante descartar previamente aquellos casos en los existan factores que causen
deterioro del nivel de conciencia como alcohol, drogas, shock, hipoxia severa o que haya
4. TCE POTENCIALMENTE GRAVES:
Se consideran TCE potencialmente graves, a todo impacto craneal aparentemente leve
con probabilidad de deteriorarse neurológicamente en las primeras 48 horas postraumatismo.
Precisamente puede existir mayor mortalidad relacionada con este tipo de traumatismos, ya
que existe una mayor probabilidad de que sean diagnosticados y tratados de forma
inadecuada. Se definen unos marcadores de gravedad en este tipo de TCE, como serían: el
mecanismo lesional (caídas, accidentes de tráfico...), la edad (al ser más frecuente en adultos
sobre todo mayores de 60 años), pérdida transitoria de la conciencia, la amnesia de duración
superior a 5 minutos, agitación, signos de focalidad neurológica, cefaleas y vómitos.
permanecido con ese nivel de conciencia al menos durante 6 horas.
LESIONES FOCALES. HEMORRAGIA INTRACRANEAL:
Pueden ser clasificadas como meníngeas o cerebrales. El riesgo más
importante derivado de la aparición de un hematoma extradural es el desarrollo de
hipertensión intracraneal súbita con compresión rápida de estructuras cerebrales.
La TAC establece un diagnóstico claro, localizando la lesión de forma precisa.
a)
generalmente la arteria meníngea media. Es poco frecuente, pero presenta una
elevada mortalidad, por lo que siempre se debe tener presente a la hora del
diagnóstico.
b)
resultado de la ruptura de venas comunicantes entre la corteza cerebral y la
duramadre, aunque también puede relacionarse con laceraciones cerebrales o
lesiones de arterias corticales.
c)
frecuente en áreas subyacentes a zonas óseas prominentes (hueso frontal inferior,
cresta petrosa, etc), se presenta en la TAC como una mezcla de imágenes hipo e
hiperdensas intracerebrales debido a múltiples lesiones petequiales dispersas en el
área lesionada, asociada con áreas de edema y necrosis tisular.
d)
de límites bien definidos, que ha de tener un volumen superior a los 25 cm
que se considere como lesión masa.